miércoles, 28 de mayo de 2014

Lo bello

Lo bello nunca se olvida.
Mañana hará un año que Juan se despidió de Marta. Lo hizo con las lágrimas contenidas y las manos en los bolsillos. Se negaba a sacarlas porque sabía que se pegarían a su cintura como un imán y no podría separarlas.
Juan, falso en sus palabras, iba construyendo la lápida de la mentira; que nunca la olvidaría, que pronto volvería, que estaban predestinados a estar juntos. Quizás eran palabras repetidas en su mente como auto convencimiento de una falacia, quizás la memoria de los momentos inolvidables a su lado, de esos besos prolongados en la oscuridad de la noche, de ese sabor perpetuo a deseo, de lugares señalados por el recuerdo de algo más que un encuentro casual.
Tenían un pacto de sangre, de esos que mezclan jugos internos con gesto delatores, un pacto de por vida, de los que traspasan tiempo, espacio y razones.
Marta siguió caminando por la carretera, recta, sin mirar atrás, anhelando un abrazo por sorpresa, un beso en la nuca o un eco que retumbara un te quiero.
Un año y los días disuelven la angustia y aburren la espera, pero no consiguen hacer desaparecer los bellos momentos vividos.

jueves, 22 de mayo de 2014

La sonrisa del alma


La mente tararea cientos de notas de la melodía que escuché al levantarme. 
Tras la ventana me sorprendió la sonrisa del alma. 
El cristal ahumado disipaba una estampa chiquita, pisadas diminutas que escalaban sueños, esfuerzos grandes que parecían pequeños, ejercicios rutinarios que abrían regalos llovidos del cielo.
No eran espejismos, sino realidades distintas, esas que no tienen la inmensa mayoría de los mortales pero que están ahí a poco que te asomes a mirar, esas que te encharcan el lagrimal si decides jugar al juego de la comparación. 
Hoy vi la sonrisa del alma, escuché los tambores correr por el pasillo bailando al compás de una cojera, hoy temblé intentando subir la escalera del esfuerzo incondicional y comprobé que la voluntad conlleva recompensas que hacen al pobre rico y al rico pobre.
Escuché la melodía de la basura y se ha incrustado en mis sentidos. Quizás huela mal, incluso puede saber raro, hasta puede que el sonido chirríe en los que no tienen alma. Pero para mí ya forma parte de la música despertando una sonrisa.

lunes, 19 de mayo de 2014

viernes, 9 de mayo de 2014

Deseo de ser

Se cortó el pelo, necesitaba resaltar los rasgos más profundos de su rostro, esos que en penumbra afean, pero que con la luz del sol y un buen maquillaje hacen clavar la mirada a cada paso. Los labios perfilados por un rojo caliente, los ojos grandes con una línea infinita gruesa y negra, las pestañas enmarcadas con el rizo de un rímel pegajoso, los pómulos surcados por coloretes indios.
Delante del espejo rebuscó en el joyero los pendientes que dejaban suspendidos los corazones rojos que le había regalado el innombrable, la blusa ceñida resaltando un busto prieto de poder, sólo dos botones cerrados y el ombligo hendido al aire.
Los tacones buscando la elegancia de la altura anhelada. Ahora la postura, la mandíbula apuntaba al horizonte de la seguridad, la cintura suelta bailaba la sensualidad, dejaba caer la rodilla para resaltar su culo redondo.
No era extraño que cada hombre que encontraba hiciera una mueca tragando saliva, que tuvieran que cerrar varias veces los ojos con incredulidad, que se preguntaran quién era esa mujer que los sacó de la realidad por un  minuto.
Pero ella iba directa a su objetivo, a quién la despreció por su físico, a quién la humilló por sus labios gruesos, a quién se mofaba de su frágil cuerpo de niña, a ese que no tenía escrúpulos mientras explicaba sus defectos.
Se paró delante de la puerta, levantó el puño sin vacilar, hizo el ademán de llamar cerrando fuerte su mano, inspiró profundo y le llegó un leve recuerdo de su olor diluido en la penumbra del zaguán.

Un temblor paró su gesto, ¿qué hago? pensó, sólo conseguiré hacerme daño.